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El portazo de Cameron (16 12 11)

El portazo de Cameron

por Nelson Gustavo Specchia

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Los ingleses lo han vuelto a hacer. Cuando la tensión de la crisis económica llevó al máximo estiramiento de la cuerda, y todo el proceso de integración de Europa tras un largo medio siglo se puso al borde del abismo, los británicos recurrieron a la flema de su singularidad y el premier conservador David Cameron le pegó un portazo al “Continente” en la última cumbre de emergencia reunida en Bruselas.

Y no hay lugar para los equívocos: no se trata de un berrinche más, apoyado en esa singularidad cultural hipotéticamente alejada de las costumbres del resto de Europa, como la utilización del sombrero bombín por los elegantes hombres de negocios de la City, el manejar por la izquierda, el mantener un sistema de pesas y medidas medieval o hacer del té de las cinco de la tarde un rito pagano.

No, el portazo de Cameron va mucho más allá de las particularidades –ya medio hilarantes- del folk londinense, y se encuadra en una cosmovisión transgeneracional (e inclusive interpartidaria) de la clase política inglesa: aquella que sostiene que una Europa sólidamente unida –ya sea a nivel estructural de las organizaciones, o en el más líquido acuerdo de estrategias comunes- constituye un peligro potencial para las Islas Británicas. Esté abanderada esa ligazón continental por la dinastía de los Habsburgo, por Napoleón Bonaparte o por Adolf Hitler, como alguna vez en el pasado; o bajo la bandera azul con la corona de estrellas doradas de la Unión Europea de hoy.

Y si ese aumento en la integración, estructural o coyuntural, proviene de un plan conjunto franco-alemán, como el nuevo pacto fiscal negociado en la cumbre de Bruselas, el peligro que perciben los ingleses se exacerba.

El portazo de Cameron, al ser el único que queda afuera de los nuevos acuerdos de los países de la eurozona y todos los demás socios comunitarios, es considerado un extremo, ni siquiera la Dama de Hierro, con sus nítidas posturas anti europeas, se había animado a tanto. Pero esto se debe a que también las condiciones que transita el proceso de integración son inéditas.

Mal que les pese a los europeístas “progres”, la conclusión de Herman van Rompuy, el belga presidente permanente del Consejo Europeo, es una dura realidad: en la cumbre de la que Cameron retiró a su país se refundaba la Unión Europea sobre la base del pacto fiscal propuesto por la dupla Ángela Merkel-Nicolás Sarkozy, o se apagaba la luz y se bajaba la cortina.

No hay “plan B” desde el momento en que el liderazgo continental, ya homogéneamente dominado por los partidos y las administraciones conservadoras, decidió atender a las exigencias de los mercados financieros globales y de las agencias calificadoras de riesgo, y optó por políticas de restricción de los gastos públicos, contracción de las economías y achicamiento del Estado.

CABALLITO DE TROYA   

En aquellos tiempos primeros de la organización continental, cuando todavía no se hablaba de Unión Europea sino simplemente de Comunidades Económicas, el viejo general De Gaulle argumentaba que había que dejar afuera a los británicos.

Que siguieran usando sus sombreros bombín y conduciendo por la izquierda entre el humo de Londres (todavía había mucho smog en los años cincuenta, cuando el grueso de la calefacción de la capital británica funcionaba a carbón), decía el líder francés.

Y el peso de su argumento ha sido recordado periódicamente en el último medio siglo: si entran los ingleses, será para frenar la profundización del proceso de integración.

Los acusaba de ser el Caballo de Troya de Washington, ya que la alianza especial de los británicos con su ex colonia de este lado del Atlántico posibilitaría que los lineamientos estratégicos de los norteamericanos –en aquel contexto de división bipolar del mundo y en un clima de guerra fría- entraran a Europa por la puerta londinense.

Y algo de todo eso hubo durante estos años, a múltiples niveles.

De las dos grandes posibilidades de avance del proyecto de integración en el Viejo Continente (el avanzar hacia una confederación de países, o limitarse sólo a un mercado común), cuando los británicos ingresaron –tardíamente, en 1973- siempre empujaron las pesas para que no se llegara a hablar de cesiones de soberanía nacional y los acuerdos quedaran reducidos a la órbita económica.

En los tiempos ultraliberales de la señora Margaret Thatcher, Londres logró doblegar la voluntad integracionista inclusive dentro de estos parámetros puramente económicos, y condicionó la aprobación de los presupuestos de la organización a la devolución del “cheque británico” (el porcentaje de devolución de los aportes realizados por no participar de los beneficios proteccionistas de la Política Agrícola Común).

Como decía arriba, esta actitud hacia Europa atraviesa las generaciones, pero también las gestiones de los diferentes partidos: cuando llegó el turno de la “tercera vía” laborista de Tony Blair, que se declaraba “un europeísta apasionado”, no solo se mantuvo el “cheque británico” tharcheriano, sino que se siguió rechazando el euro para mantener la libra esterlina como moneda nacional. Europeísmo, ma non troppo.

David Cameron, a diferencia de su predecesor laborista, ni siquiera intentó nunca escenificar un amor por Europa que no siente. Además, sabe que al interior de su partido, entre los “tories”, el euroescepticismo es moneda corriente.

El argumento que el premier conservador utiliza para dar otra vez la espalda a Europa es fuerte: preservar a toda costa el poder financiero de la libra esterlina, en un momento en que la moneda común europea sufre el más despiadado ataque de los mercados externos. Además, Cameron dice que el sector financiero inglés (la tan mentada y sacrosanta City) representa un 30 por ciento del producto bruto nacional de las Islas; (esa City representa el 36 por ciento de la industria mayorista de la banca de la Unión Europea, y el 61 por ciento de las exportaciones netas de servicios financieros internacionales).

Cameron ni mencionó, en su defensa ante el pleno de los Comunes, las razones políticas de la antipatía hacia los mayores grados de integración continental, no las necesita: el peso de los argumentos económicos difícilmente encuentre muchos detractores entre los diputados, inclusive entre los de la oposición.

El único que amagó con un tímido gesto de protesta fue su socio en la coalición de gobierno, el liberal-demócrata Nick Clegg. Se retiró de los Comunes y dejó vacío su sitio en el banco verde del oficialismo; al día siguiente afirmó en la prensa que el Reino Unido salía debilitado de la jugada de Cameron en la cumbre europea.

Ya que el socio del primer ministro lo hacía desde el oficialismo, el líder de la oposición y del Partido Laborista, Ed Miliband, también saltó a la palestra y pidió que el gobierno volviera a negociar con los restantes socios de la Unión Europea.

Pero los periódicos del magnate Rupert Murdoch –adalides del euroescepticismo inglés- salieron a respaldar sin fisuras al premier, y a recordarles a sus críticos que el portazo a Bruselas es acorde al sentimiento popular mayoritario. Miliband no ha hecho más declaraciones, y Clegg volvió a su sitio en el banco verde de los Comunes, en Westminster.  

LOS BENEFICIOS DEL TÉ

Pero cuidado, porque la gravedad de la crisis y el estentóreo desplante de Cameron pueden llevar a un equívoco aún mayor: Europa sin Londres nunca estará completa.

El euroescepticismo es una grave enfermedad cultural, que en un pasado para nada remoto llevó a alejamientos y a tensiones para conseguir la supremacía continental. Sin excepciones, y durante siglos, esas tensiones terminaron resolviéndose a cañonazos.

La mayor conquista del proceso de integración ha sido conjurar la explosión guerrera de las rivalidades políticas europeas, que en dos oportunidades durante el siglo XX acarrearon detrás del ellas al resto del mundo.

Y para que ese equilibrio se siga manteniendo, Gran Bretaña no puede alejase definitivamente del centro del proceso de integración.

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[Hoy Día Córdoba – Periscopio  – Magazine – viernes 16 de diciembre de 2011]

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Merkozy contra todos (06 12 11)

Merkozy contra todos

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por Pedro I. de Quesada

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Un nuevo fantasma recorre Europa: Merkozy. Un animal con cabeza y medio cuerpo alemán, y el otro medio francés.

No está claro si lo soltaron las nunca claras fuerzas de los mercados, o si el mefisto estaba aguardando una oportunidad como esta para zafarse de las cadenas. Pero la cuestión es que ya campea a sus anchas por los caminos y los palacios de gobierno, y después de haber conseguido imponer su disciplina en Grecia, Italia, Portugal e Irlanda, se apresta a dar un golpe espectacular ante el pleno de la Cumbre Europea de esta semana.

La canciller demócrata-cristiana alemana, Ángela Merkel, y su aliadísimo partenaire, el presidente conservador francés Nicolás Sarkozy, han decidido que la Unión Europea orientada a la preservación de la paz y basada en la solidaridad y en el Estado de bienestar, está perimida.

Vienen a coincidir con Donald Rumsfeld, aquel secretario de Defensa de Bush que la tildó de “vieja Europa”, cuando se mostró remisa a secundar sus planes de guerra preventiva. Merkozy quiere refundar la Unión, pero con otras bases: achicamiento y control de los gastos públicos, junto a una férrea disciplina fiscal.

Para lograrlo, la señora Merkel prevé una nueva instancia: un superministro de Economía (todavía no acierta con el nombre del cargo, pero por ahí va) que supervise y apruebe los presupuestos de todos los países.

Y también imagina una nueva policía fiscal: los países que incumplan las normas de déficit y deuda serán acusados ante el Tribunal de Luxemburgo, y soportarán duras sanciones; quiere que se les niegue el derecho a voto, se le quiten las partidas, e inclusive que se los expulse de la organización.

Además, como ya le exigió a España, aspira a que el tope del control del gasto figure en la Constitución de cada Estado.

Las palabras, esas cambiantes servidoras, ponen, además, el plan de ajuste de Merkel-Sarkozy en titulares edulcorados.

Porque Merkozy afirma a diestra y siniestra que su intención es “salvar a Europa y al euro”. O sea, que la destrucción de aquel proyecto solidario de una Europa unida que fuera el marco para la realización de los proyectos de vida buena de cada cual, es en realidad la salvación de Europa, sostiene Merkozy.

Extraño salvataje, pensamos nosotros.

Con 23 millones de desocupados; las economías mediterráneas (incluyendo la italiana, la 3º del continente) al borde del default; los bancos sin depósitos por falta de circulante; las previsiones de crecimiento para 2012 rondando el cero absoluto; y el consumo cayendo en picada; una política draconiana de contención del gasto público no puede sino llevar al agravamiento del enfermo.

Y no sólo a él: el presidente Barack Obama acaba de enviar al secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geither, a Berlín y a París, porque la obcecación de Merkozy está dando los primeros coletazos de este lado del Atlántico.

Ojalá que alguien le acerque a la señora una traducción al alemán de aquel librito, tan ilustrativo, de Lord Keynes.

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[ Columna “En foco” – El Mundo – página 2 – Hoy Día Córdoba – martes 6 de diciembre de 2011 ]

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Bienvenidos, gallegos (29 11 11)

Bienvenidos, gallegos

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por Pedro I. de Quesada

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Entre los coletazos más insólitos de la crisis del euro, está la posibilidad de una nueva emigración.

La salida de griegos y de irlandeses (especialmente hacia los Estados Unidos) ha hecho saltar algunas alarmas, y analistas demográficos sostienen que en los próximos meses llegará el turno de España.

El informe que la OCDE (la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, principal “think tank” europeo) hizo público ayer en París fue lapidario, y viene a abonar esta hipótesis.

Si se mantienen las tendencias históricas, la Argentina volverá a ser destino prioritario. Después de los peninsulares llegados a nuestras tierras en el período colonial, la segunda oleada, alrededor de los años ’40, trajo a más de dos millones de españoles, en un 70 por ciento gallegos: Buenos Aires es la segunda ciudad del mundo con mayor población de gentes de Galicia, después de La Coruña. Y en el último censo (2010) todavía se registraban más de cien mil españoles residentes en estas pampas.

Siempre fueron bienvenidos, aunque no supieron devolver la gentileza con el mismo trato cuando cambiaron las tornas y muchos compatriotas decidieron cruzar el “charco” en sentido contrario (por cierto, también una parte importantes de estos argentinos que en 2001 salieron a las disparadas, ya han regresado o están volviendo).

Ahora la OCDE anticipa las previsiones que pueden preparar una nueva corriente migratoria hacia América: la organización recorta todas las expectativas de crecimiento actuales, a pesar de que ya están bajo mínimos, y calcula que la tasa de desocupación seguirá aumentando en los próximos dos años. En el último recuento, España registró cinco millones de desempleados, y en 2012 serán muchos más.

La OCDE dice por primera vez, y sin empachos, que toda la eurozona está en recesión, y ante las difundidas versiones de la posibilidad de una vuelta a las antiguas monedas, sostiene en su informe de ayer que el abandono del euro convertiría la actual recesión en una depresión económica superior a la vivida en la crisis de 1929.

El cálculo menos pesimista es que la vuelta a la peseta implicaría una pérdida del 40 por ciento del valor de la moneda española, que –claro- sería cubierto por los pequeños ahorristas (corralito bancario mediante, al igual que aquella triste experiencia local) y los asalariados que aún tengan trabajo.

Para los técnicos de la OCDE, la media del “paro” español subirá al 23 por ciento de la población el año que viene, y el PBI se acercará al cero absoluto. Con Mariano Rajoy y el Partido Popular en el gobierno, además, el ajuste al gasto público será mayor que el contemplado hasta ahora, y el achicamiento del déficit para cumplir con la reciente reforma constitucional expulsará cientos de empleados públicos.

La combinación de estos factores llevará a un achicamiento del consumo; y remata el informe sosteniendo que también las exportaciones españolas sufrirán un frenazo.

Así que ya saben: otra vez se vienen los gallegos.

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[  Columna “En foco” – El Mundo – página 2 – Hoy Día Córdoba – martes 29 de noviembre de 2011  ]

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¡Addio, pagliaccio! (15 11 11)

¡Addio, pagliaccio!

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por Pedro I. de Quesada

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Silvio Berlusconi, finalmente, ha caído. Después de haber marcado el inicio del siglo XXI para la península italiana con un estilo pomposo, corrupto y de falso Duce de opereta, el primer ministro se quedó sin más ases en la manga.

Sortear adversidades se había convertido en él, en algo parecido a un arte de la impostura, con el cual consiguió mantenerse a flote por diecisiete años. Y de todo el arsenal de medidas, leyes ad hoc, intercambio de prebendas, artilugios legislativos, concesiones a los grupos xenófobos y puestas en escena de estas casi dos décadas en que retuvo los resortes del poder, la deuda más profunda que deja el berlusconismo es la degradación de la política.

El mismo Berlusconi, a quién tanto le gusta ese apodo –también operístico- de “Il Cavaliere”-, instaló la idea, sin ningún disimulo y con todas las letras, de que la política era “poca cosa”, era “salir al campo”; lo real eran los negocios, y la primera magistratura sólo era un instrumento para que esos negocios salgan bien, buenos y veloces.

Coincido con el semiólogo Umberto Eco: Italia tardará largos años en sacudirse del todo las rémoras del berlusconismo, fuertemente instaladas en el trapicheo de cargos por votos, de subsidios por apoyos, de prebendas por silencios o por fallos judiciales favorables.

Y estoy convencido de que esa limpieza pasa precisamente por la recuperación de lo que Berlusconi fue dejando despreciativamente en los márgenes del poder: pasa por la recuperación de la política, como construcción común del bienestar ciudadano. Algo de lo que Italia y el pueblo italiano no solamente tienen experiencia, sino que, además, durante períodos enteros sentaron escuela.

Y frente a esa certeza, la de la necesaria recuperación de la política tras el vacío berlusconiano, se bifurcan dos senderos: Que el presidente Giorgio Napolitano haya saltado a la palestra y se haya hecho cargo de defender la integridad de las instituciones, frente al postrimer intento de Berlusconi de postergar su renuncia hasta febrero o más allá, es una buena señal. Parece poner en evidencia que el vendaval de superficialidad de todos estos años no ha carcomido el fondo de seguridades y garantías del sistema republicano.

Pero el otro sendero es menos halagüeño: Atención, no fueron los excesos los que tiraron a Berlusconi, ni esconderse en la inmunidad parlamentaria para evitar juicios, ni sus orgías sexuales con menores, ni sus abusos de autoridad para beneficiar a prostitutas, ni nada en la larga y vergonzante lista de corruptelas. No, lo que tumbó al más grande de los Pagliacci de Leoncavallo fue su incapacidad para garantizar al neoliberalismo de Europa el ajuste que exige de la tercera economía continental, para seguir profundizando el salvataje del euro por la vía de las restricciones del gasto público.

No deja de alegrarme, claro. Pero, digo, no hay que perder de vista el fondo del asunto, bastante menos alegre.

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[ HOY DIA, pág. 2, martes 15 de noviembre de 2011 ]

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«Mil años hace, y unas horas» (01 11 11)

Apenas unas horas

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por Pedro I. de Quesada

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Quien supuso que el intercambio de prisioneros entre Israel y los islamistas de Hamas presagiaba el inicio de un nuevo tiempo político, ha tenido al menos diez razones para comprobar su error durante el pasado fin de semana: una por cada muerte provocada por las escaramuzas entre árabes y judíos.

Apenas unas horas duró la fiesta del reencuentro entre los primeros 1.027 palestinos liberados por Israel a cambio del soldado Gilad Shalit, y la tregua de tiros.

Tel Aviv sostiene que “detectó actividad terrorista” en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, y ahí nomás envió a la aviación. Los bombardeos mataron a 10 palestinos, y otros 5 heridos siguen muy graves.

Todos eran militantes de las Brigadas de Al Quds, el brazo armado de la Yihad Islámica. Ideológicamente más cerrada que Hamas, la Yihad criticó las negociaciones de la milicia mayoritaria (y gobierno de Gaza) que llevaron al intercambio de prisioneros.

De inmediato, la lógica de represalias, a pesar de la atroz diferencia de fuerzas, se puso en funcionamiento, y los de Al Quds salieron en camionetas a lanzar proyectiles contra las poblaciones israelíes más cercanas (Ashdod, Gan Yavne, Eskhol y Ber Sheva), matando a uno de sus pobladores.

Apoyado en que Al Fatah intenta permanentemente desalentar cualquier actividad violenta contra los judíos, ya que –sostiene- sólo sirven para dar argumentos para endurecer la represión y levantar nuevos muros, Israel hace responsable a Hamas de “toda actividad terrorista”, en tanto autoridad de facto en la Franja.

Pero los palestinos liderados por Ismail Haniya también tienen las manos bastante sujetas: el éxito de la operación de intercambio de presos les ha dado ventaja frente al partido árabe rival de Al Fatah, gobierno en Cisjordania; pero esa posición negociadora (directa con Israel, sin pasar por las oficinas de la Autoridad Nacional Palestina de Mahmmoud Abbas) también los debilita frente a las agrupaciones islamistas más radicales, los milicianos de la Yihad.

La tregua de emergencia, pactada con la intervención del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas egipcias el sábado a la mañana, se quebró apenas unas horas más tarde con los cohetes caseros lanzados por gente de Al Quds, sin que Hamas pudiera hacer mucho: el velorio y entierro de diez milicianos abatidos por las bombas de la aviación israelí eran un argumento demasiado iracundo para frenar.

La sangrienta escaramuza del fin de semana, y la evidencia de las tensiones internas entre los partidos palestinos, vuelve a poner de relieve la importancia de sumar a Hamas como interlocutor en las negociaciones regionales.

El argumento de su exclusión sistemática de todas las mesas de diálogo por el “carácter terrorista” que los Estados Unidos y la Unión Europea le adjudican, sigue promoviendo el desarrollo de fuerzas internas más radicales.

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ETA renuncia al tiro en la nuca (28 10 11)

ETA renuncia al tiro en la nuca

por Nelson Gustavo Specchia

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Acorralada por la historia, la organización guerrillera E.T.A. (Euskadi Ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad) escenificó el pasado 20 de octubre su abandono definitivo de la lucha armada, como vía para conquistar la independencia del País Vasco de las “potencias ocupantes” de España y Francia. Apelando a la iconografía y los escenarios que han marcado la tradición de las guerrillas en las últimas décadas, tres individuos cubiertos de negro, con una capucha de seda blanca en la cual dos diminutos orificios sólo permiten ver las pupilas de los ojos, y tocados con una txapela, la tradicional boina vasca, anunciaron –esta vez en idioma castellano, no en euskera, porque estaba dirigido al mundo entero- que tras casi 900 víctimas, el reinado del terror, de los atentados homicidas a supermercados, del balazo frio en la nuca de un concejal detenido, de las bombas lapa en los guardabarros de los coches y, en fin, de la tensión de miedo y sospecha que ETA consiguió imprimir en la apacible y generosa vida civil vasca, ha terminado.

A diferencia de anuncios anteriores, esta vez parecían tres hombres los sentados a la corta mesa, frente a la insignia del hacha y la serpiente verde que ha sido el escudo de la banda; también era masculina la voz que leyó el comunicado. La contundencia del anuncio, y la tremenda importancia para la construcción cívica española, quedó en cierta manera opacada por la noticia, en simultáneo, del prendimiento y muerte del coronel Muhammar el Khaddafi, en la orilla sur del Mediterráneo, con su morbosa carga de fotografías y de videos ensangrentados. Pero, amén de su desplazamiento a los titulares menos destacados de las portadas, el paso dado por la organización terrorista debe ser leído como uno de los acontecimientos más importantes de la democracia peninsular desde el derrocamiento de la dictadura franquista, cuya transición ahora sí está cerrada. Al mismo tiempo, abre todo un nuevo capítulo en la política española, donde ETA ya no constituirá un obstáculo, pero tampoco podrá ser utilizada como excusa para no plantear las cuestiones de fondo, con que las comunidades autónomas (no sólo los vascos) interpelan al gobierno central de Madrid, desde las diversas áreas de competencias de gobierno local, hasta la distribución presupuestaria global del Estado.

LOS MUERTOS QUE VOS MATÁIS

Pero, antes de que el fin de la guerrilla separatista abra los nuevos capítulos del debate político, hay todo un conjunto de cuestiones que deben asumirse, para comenzar a cerrar las heridas que estas décadas de terror han dejado abiertas y engangrenadas. Esta semana ha sido la primera en la que los políticos y funcionarios, tanto del gubernamental Partido Socialista de Euskadi (PSE, la marca vasca del estatal PSOE), como de la oposición del conservador Partido Popular (PP), pudieron salir a la calle sin escoltas. Algunos de ellos pudieron volver a visitar los barrios viejos del centro histórico de San Sebastián o de Bilbao, tradicionales feudos de los proetarras, que se habían convertido en terreno vedado para toda una parte de la población. Habrá, también, que hablar de los presos políticos, que la estrategia antiterrorista del gobierno central ha mantenido dispersos por diversas cárceles españolas, en general alejadas del País Vasco. Habrá que abrir un debate amplio, donde sectores del tradicional partido regional, el Partido Nacionalista Vasco (PNV), habrán de reconocer también su parte de responsabilidad en el mantenimiento, durante tantos años, de la amenaza del tiro en la nuca en un contexto democrático y de libertades civiles y políticas aseguradas. Otros colectivos gravitantes en la composición social de Euskadi, como la jerarquía y el clero de la Iglesia católica –una de las más nacionalistas de Europa- deberán hacer lo propio. Un grupo de sacerdotes dio el primer paso esta semana, al proponer un pedido de perdón, desde la Iglesia, a esa mayoría de la sociedad vasca que el terrorismo mantuvo de rehén; aunque sugirieron asimismo que “España también debería pedir perdón” a ese sector que ha aspirado históricamente a su independencia.

En esta reapertura de la discusión, donde las condiciones para el restablecimiento democrático de la paz deben estar necesariamente en el centro –y con prioridad ante cualquier discusión política, aunque falte menos de un mes para la celebración de las elecciones generales- debe comenzarse, considero yo, por el reconocimiento a la paciencia y a la tenacidad de las mayorías de Euskadi, que a pesar del peligro que suponía la banda, no se amilanaron y salieron a la calle una, dos, tres, cientos de veces, con las manos pintadas de blanco, en columnas silenciosas y pacíficas, multitudinarias marchas del silencio que fueron horadando el terror y arrinconando a los violentos.

En la escenificación donde los encapuchados anunciaron “el cese definitivo de la actividad armada”, ETA dijo que lo hacía obedeciendo al pedido de un grupo de “facilitadores internacionales”, entre los cuales se contaron al ex secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan; a la ex primer ministra noruega, Gro Harlem Brundtland; y al ex jefe de las guerrillas del IRA irlandés, Gerry Adams.  Los voceros de ETA, que se siguen considerando a sí mismos la “organización socialista revolucionaria vasca de liberación universal” y siguen saludando con el puño izquierdo en alto, comenzaron en ese mismo momento con la reescritura de su historia, de cara al futuro. Será muy difícil asumir que han sido unos asesinos que mataron a sangre fría a civiles desarmados; que plantaron la “kale borroka” (la violencia juvenil callejera) para amedrentar al ciudadano de a pie; y que extorsionaron con secuestros y con la amenaza del terror a cientos de comerciantes y pequeños empresarios. En su lugar, la parafernalia “socialista” del puño en alto, las rimbombantes apelaciones a la libertad y a la opresión de los pueblos, presagia el inicio de la construcción discursiva del mito de los héroes patrióticos. Por eso el “cese de las armas” se hace ante los intermediarios internacionales, para no admitir que ha sido el tesón y la resistencia social vasca la que terminó acorralándolos y quitándoles los últimos rastros de legitimidad, aquella que habían acumulado al oponerse con la fuerza a la dictadura del general Franco, y que se negaron a abandonar cuando las condiciones políticas cambiaron y el período dictatorial fue reemplazado por una democracia plena, con todas las libertades aseguradas.

“DE PIEDRA BLINDADA”

Abriendo ese debate amplio sobre la plena vigencia de los derechos humanos en Euskadi tras la desaparición final de ETA, habrá que reconocer que esta victoria de la sociedad civil (esos “vascos de piedra blindada” a los que cantó Miguel Hernández) sobre los violentos, contó también con el apoyo de un sector de la izquierda “abertzale”, que progresivamente se fue separando del apoyo a los etarras y adoptando un camino de inclusión en las instancias democráticas autonómicas y estatales.

Sería inconducente negar que ETA sobrevivió tantas décadas sin un respaldo social; minoritario tal vez, pero real. Entonces el rol de esos “abertzales” de la izquierda independentista será a partir de ahora conciliar el núcleo duro de su discurso separatista, con el respeto a las conductas y las vías representativas y democráticas. No alcanzará con apoyar el fin del tiro en la nuca, deberán también garantizar el pluralismo electoral y, cuando sea el caso, resignarse a la voluntad decidida por las mayorías. Y este compromiso de los sectores independentistas con las reglas del juego democrático será especialmente crítico a partir del mes que viene, con el más que probable regreso del derechista Partido Popular al Palacio de la Moncloa.

La performance electoral de las agrupaciones de la izquierda “abertzale” (las coaliciones de Bildu y de Amaiur) que se desmarcaron de ETA en las últimas elecciones municipales, tanto en el País Vasco como en Navarra, siguen mostrando que hay una quinta parte de la población vasca que continúa apoyando la histórica reivindicación del país propio. Pero la Constitución española de 1978 reconoce la posibilidad de plantear cualquier reforma legal, incluyendo las mociones de independencia de una parte del territorio, si se tienen los votos suficientes.

ETA había perdido todas las batallas. El cese final de la violencia no ha sido una concesión graciosa de su parte, sino una victoria democrática de los grandes colectivos sociales. Si los vascos quieren realmente independizarse de España, sólo tienen que plantearlo, en un entorno de libertad de expresión y participación, y decidirlo por mayoría.

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[ Hoy Día Córdoba – Periscopio  – Magazine – viernes 28 de octubre de 2011 ] 

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«Ni un puto duro»

«Ni un puto duro»

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por Pedro I. de Quesada

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El desconcierto de la clase política europea es insólito.

En las tres últimas reuniones del G-20 se va escuchando que si no cambian de libreto, el abismo está asegurado; que dejen de restringir el gasto y, keynesianamente, amplíen la base de consumo, como en Brasil o Argentina.

Pero la señora Merkel se ha encaprichado, y al tiempo que no deja de repetir que salvar al euro es condición para salvar a Europa, empuja a Europa cada día un pasito más cerca de aquel precipicio anunciado.

Esta semana han vuelto a reunirse, de emergencia. Ya han comenzado a elevar el tono de los reproches: “Estamos hartos de que vengas a decirnos qué hacer, siempre odiaron al euro, nunca quisieron dejar la libra, y ahora te metes en nuestras reuniones a darnos órdenes”, le gritó el francés Sarkozy al inglés Cameron, hasta ayer tan amigos y tan de acuerdo en bombardear a Khaddafi.

Los británicos, que no forman parte de la Eurozona, insisten en participar en las decisiones de los 17 países del euro, porque si se cae la moneda común también ellos se verán afectados.

Sarkozy dejó Bruselas y se volvió a París, a ver a su hija recién nacida.

Y Cameron se volvió a Londres, donde ayer enfrentaba a un Parlamento que, en su orden del día, trata un pedido de referéndum para decidir si Gran Bretaña permanece o se retira de la Unión Europa. La votación no es vinculante, y es difícil que sea aprobada, pero da una idea –como el enfrentamiento verbal con el francés- de la temperatura que han alcanzado los ánimos.

Von Rumpuy ha llamado a una nueva cumbre, otra vez de emergencia. Y Merkel asistirá, pero sin dar el brazo a torcer. Ni un “duro” más en aportes: restrinjan los gastos. Y el borde del precipicio, cada vez más cerca.

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[ columna En foco, diario HOY DÍA CÓRDOBA, 26 de octubre de 2011 ]

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Más huelga en Grecia (20 10 11)

Huelga y batallas civiles vuelven a paralizar Grecia

El nuevo paro general activo provoca severos enfrentamientos con la policía  

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ATENAS.- Con una violencia social cada vez menos controlable, Grecia volvió a declarar ayer una huelga general, que durante dos días paralizará la menguada actividad productiva y comercial, al tiempo de frenará toda la administración pública en sus diferentes niveles.

La sociedad helena ha vivido durante todo este año una sucesión de movilizaciones populares, que se oponen a los crecientes recortes presupuestarios con que el gobierno socialdemócrata de Giorgios Papandreu intenta campear la grave crisis estructural de la economía de las islas. Los compromisos del gobierno con las agencias financiadoras, nucleadas en la misión conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Central Europeo (BCE), según lo dispuesto por el liderazgo continental a instancias de la canciller alemana Ángela Merkel, imponen una carga gravosa a toda la sociedad, muy especialmente a los asalariados.

El cierre de puestos de trabajo, los despidos masivos de empleados públicos, la quita de derechos sociales en salud y educación, la reducción de jubilaciones y pensiones, y el aumento de la presión impositiva, han llevado el descontento social a límites extremos, y han provocado la reacción de las organizaciones gremiales, que aseguran que esta huelga será la mayor vivida en Grecia en su historia moderna.

La nueva medida de fuerza general intenta frenar la votación del Parlamento prevista para esta tarde, mediante la cual el Legislativo facultaría al gobierno a aplicar toda una nueva serie de medidas restrictivas en el gasto público, para cumplir con las metas exigidas por el FMI para librar nuevos giros del “salvataje” de 110.000 millones de euros comprometidos para atender a los vencimientos de deuda pública.

Por otra parte, el quiebre de toda instancia de diálogo entre los gremios y la Administración de Papandreu, ha llevado a que cada nueva movilización dispare enfrentamientos más violentos. En la víspera, la primera jornada de la huelga concentró a cerca de 100.000 personas, que se congregaron en la céntrica plaza de Syntagma; allí un nutrido grupo de jóvenes comenzó a arrojar piedras y bombas incendiarias contra policías en las escalinatas del Parlamento, que obligaron a los cuerpos de seguridad a replegarse al interior de los edificios oficiales.

En la sede del Ejecutivo, inclusive llegaron a incendiar las garitas la Guardia Presidencial, mientras otras columnas arrancaban pedazos de mármol de los frentes de edificios, con martillos y barretas. Otros disturbios similares se repitieron en las principales ciudades del interior.

El gobierno, sin embargo, afirmó que seguirá adelante con los planes de ajuste, ya que si no recibe el siguiente tramo del giro del FMI, no podrá abonar los sueldos de noviembre.

Euros a salvo

Los sindicatos que han convocado a una nueva huelga general insisten en que el gobierno quiere hacer pagar el costo de la crisis a los asalariados.

Y la difusión de la noticia, en la tarde de ayer, de que los grandes capitales griegos han escapado de las islas hacia los seguros refugios de Suiza, enardeció aún más los ánimos.

Las clases helenas acomodadas han desviado más de 200.000 millones de euros a los bancos suizos desde el comienzo de la debacle financiera, según los cálculos del instituto alemán Berger, publicados en el diario germano Bild.

La fuga de capitales ante la posible quiebra del país y la instalación de algún tipo de “corralito”, no ha intentado ser frenada por ninguna medida del Ejecutivo de Giorgios Papandreu, del Partido Socialista Griego (Pasok).

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Otra vez el fuego griego (06 10 11)

Las movilizaciones y huelgas vuelven a colapsar Grecia

La represión a las marchas contra los ajustes económicos es cada vez más dura

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Una vez más la sociedad griega se alzó contra la política de ajustes que el gobierno socialdemócrata de Giorgios Papandreu lleva adelante en cumplimiento de las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para liberar los préstamos que eviten el default.

Al tiempo que las movilizaciones y las jornadas de protesta van sumando adherentes y masificándose, la represión de los cuerpos de seguridad va aumentando la fuerza, y en la víspera ya comenzaron a producirse fricciones violentas entre manifestantes y brigadas antidisturbios, con heridos y docenas de detenidos tanto en Atenas como en las principales ciudades del interior.

El paro activo fue convocado por las centrales sindicales helenas, y las columnas de trabajadores en huelga marcharon desde diferentes puntos de la capital para converger en la plaza Sintagma, frente al Parlamento, que se ha convertido ya en el centro neurálgico de las protestas que comenzaron a principios de año.

Cuando la concentración de varios miles de personas llegó a Sintagma, algunos grupos comenzaron a desprender pedazos de mármol y adoquines, y a lanzarlos contra las ventanas del reciento parlamentario; en ese momento intervino la fuerza de los antidisturbios, que con gases lacrimógenos y bastones intentó desactivar el conato de violencia, pero que sólo sirvió para que se generalizara el enfrentamiento en una auténtica batalla campal, que se expandió desde la céntrica plaza a las calles aledañas.

Además de los heridos entre los huelguistas, la dirección de la Policía declaró que entre los agentes también hubo personal con lastimaduras, que hubo de ser hospitalizado por golpes de piedras.

La huelga de 24 horas es el quinto paro general que las centrales obreras le plantean al gobierno de Papandreu desde que comenzó la crisis, e intenta detener las nuevas medidas anunciadas para reducir aún más el gasto público, entre las que se cuentan despedir a otros 30.000 empleados públicos.

El desempleo ya es alarmante en toda Grecia, y los empleados despedidos tienen muy pocas posibilidades de ser absorbidos en trabajos alternativos.

El ministerio griego de Economía ha asegurado a la Unión Europea (UE) que con las nuevas medidas restrictivas logrará ahorrar otros 6.500 millones de euros en los próximos meses, con lo que cumpliría las condiciones impuestas por la organización continental para seguir recibiendo aportes para cubrir el hueco en el déficit público, que mantiene al país al borde de la quiebra.

Una sexta huelga general está convocada para el próximo 19 de octubre.

Dudas sobre el rescate

A una jornada de caos en la capital y las principales ciudades griegas, con los aeropuertos cerrados y noticias sobre una creciente violencia represiva, se añadieron las señales emitidas desde las agencias financiadoras, que estuvieron lejos de llevar tranquilidad.

El director europeo del FMI, Antonio Borges, declaró ayer en Bruselas, la capital administrativa de Europa, que el segundo plan de salvataje para Grecia, que en teoría ya había quedado fijo en julio pasado, deberá ser “revisado nuevamente” por los técnicos del organismo.

El severo ajuste exigido a Grecia está imponiendo un coste social y político gravísimo, pero las instituciones europeas insisten en que los planes de salvataje al país mediterráneo deben obligatoriamente pasar por el FMI. La canciller alemana, Ángela Merkel, que encabezó esa estrategia y se opuso a que la UE auxiliara directamente a Atenas, aseguró que esa vía ayudará a “mantener a Grecia dentro del euro”.

Merkel obtuvo una ajustada votación en el Bundestag la semana pasada, mediante la cual los diputados alemanes respaldaron su estrategia para enfrentar la crisis económica continental.

Gobierno acorralado

El ejecutivo de Giorgios Papandreu se encuentra cada día más cercado por los efectos de una crisis que no remite, las reticencias de sus socios europeos en respaldar desde las instituciones continentales un salvataje propio, y las crecientes protestas sociales que el ajuste exigido por el FMI provocan.

Desde ese arrinconamiento, el ministro del Interior de Papandreu, Haris Kastanidis, informó ayer que el gobierno socialista estudia convocar a un plebiscito, para preguntar a los ciudadanos griegos sobre las alternativas para salir de la crisis que ahoga a la economía y mantiene al país en riesgo de quiebra técnica.

El anuncio, en todo caso, parece una estrategia comunicacional más que una medida cierta, ya que a estas alturas es patente el rechazo de la sociedad griega a la vía escogida por el ejecutivo.

Y si llega efectivamente a realizarse, dado el actual humor social, es probable que la preferencia de los votantes se incline por sacar a Grecia de la Unión Europea, la organización que hace pocos años era vista como la solución al grave problema del desarrollo del país mediterráneo.

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Ahora Netanyahu dice «bué, negociemos» (03 10 11)

Natanyahu apoya al “cuarteto” para frenar al Estado Palestino

La vuelta a la mesa de negociaciones fue rechazada por la OLP la semana pasada

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Ante la presión de la diplomacia estadounidense en las comisiones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), que se encuentran analizando la petición de ingreso de un Estado Palestino soberano a la organización multilateral, el gobierno israelí anunció ayer su apoyo formal a la iniciativa de volver a las negociaciones directas.

La postura de Washington fue el argumento utilizado por el presidente Obama para no apoyar el petitorio palestino ante la Asamblea General, aduciendo que una paz duradera sólo podrá asegurarse cuando ambas comunidades lleguen a un acuerdo.

Y este principio fue encomendado al “cuarteto”, el frente de buenos oficios integrado por EE.UU., Rusia, la Unión Europea, y la ONU, cuya titularidad ejerce el británico Tony Blair.

La presión estadounidense podría estancar “sine die” la tramitación iniciada por el comité de admisiones del Consejo de Seguridad.

Pero la Administración Nacional Palestina (ANP), que dirige Mahmmoud Abbas, y la principal fuerza política de los territorios ocupados, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dejaron claro que no volverán a sentarse en una mesa de negociaciones mientras Israel no detenga la construcción de nuevos asentamientos para judíos en los territorios ocupados.

Precisamente, apenas unas horas después de que Abbas presentara su carta de solicitud de ingreso al secretario general de la ONU, Ban ki Moon, el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu anunciaba un nuevo plan de expansión de la colonización sobre los territorios tomados tras la guerra de los Seis Días, de 1967, con 1.100 nuevas viviendas en el sector oriental de Jerusalén, la zona árabe que los palestinos reivindican como futura capital de su Estado.

Desde Tel Aviv, Netanyahu aprovechó el comunicado de la OLP negándose a negociar con las excavadoras israelíes demoliendo casas palestinas y levantando nuevos edificios en Jerusalén Este, para declarar que su gobierno sí está dispuesto a aceptar una nueva ronda de negociaciones con los buenos oficios del “cuarteto”.

Los analistas sostenían ayer que sólo se trataría de un paso táctico, de mostrar una intención de diálogo, pero sin una consecución real, ya que la propuesta del “cuarteto” establece comenzar a negociar con los límites fijados por las Naciones Unidas en el original pacto de partición en dos Estados, o sea, las fronteras anteriores a la ocupación de 1967, un punto rechazado de plano por los israelíes.

La cuestión islamista

Mahmmoud Abbas, a quién los sectores populares palestinos llaman Abu Mazen, tiene que lidiar con varios frentes, y por ello el masivo respaldo de países en la ONU le dieron una bocanada de oxígeno a su política pacifista y legitimista.

Además de las posturas infranqueables del gobierno conservador israelí y del respaldo que éste tiene de Washington, Abbas debe integrar a los palestinos islamistas de Hamas, la otra rama política, que gobierna de facto en la Franja de Gaza.

Hamás ha anunciado que saluda la creación del Estado Palestino, pero sigue empeñado en no reconocer la existencia de Israel, a quien sólo consideran “potencia ocupante”.

Ismael Haniya, el líder de Hamas, volvió a reiterar este sábado que “no vamos a rogar por un Estado”, en cambio agregó que “la lucha nos mantendremos preparados” para seguir oponiendo resistencia al ejército israelí.

Esa posición es utilizada por Tel Aviv para desacreditar a Abbas como negociador.

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