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Merkozy contra todos (06 12 11)

Merkozy contra todos

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por Pedro I. de Quesada

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Un nuevo fantasma recorre Europa: Merkozy. Un animal con cabeza y medio cuerpo alemán, y el otro medio francés.

No está claro si lo soltaron las nunca claras fuerzas de los mercados, o si el mefisto estaba aguardando una oportunidad como esta para zafarse de las cadenas. Pero la cuestión es que ya campea a sus anchas por los caminos y los palacios de gobierno, y después de haber conseguido imponer su disciplina en Grecia, Italia, Portugal e Irlanda, se apresta a dar un golpe espectacular ante el pleno de la Cumbre Europea de esta semana.

La canciller demócrata-cristiana alemana, Ángela Merkel, y su aliadísimo partenaire, el presidente conservador francés Nicolás Sarkozy, han decidido que la Unión Europea orientada a la preservación de la paz y basada en la solidaridad y en el Estado de bienestar, está perimida.

Vienen a coincidir con Donald Rumsfeld, aquel secretario de Defensa de Bush que la tildó de “vieja Europa”, cuando se mostró remisa a secundar sus planes de guerra preventiva. Merkozy quiere refundar la Unión, pero con otras bases: achicamiento y control de los gastos públicos, junto a una férrea disciplina fiscal.

Para lograrlo, la señora Merkel prevé una nueva instancia: un superministro de Economía (todavía no acierta con el nombre del cargo, pero por ahí va) que supervise y apruebe los presupuestos de todos los países.

Y también imagina una nueva policía fiscal: los países que incumplan las normas de déficit y deuda serán acusados ante el Tribunal de Luxemburgo, y soportarán duras sanciones; quiere que se les niegue el derecho a voto, se le quiten las partidas, e inclusive que se los expulse de la organización.

Además, como ya le exigió a España, aspira a que el tope del control del gasto figure en la Constitución de cada Estado.

Las palabras, esas cambiantes servidoras, ponen, además, el plan de ajuste de Merkel-Sarkozy en titulares edulcorados.

Porque Merkozy afirma a diestra y siniestra que su intención es “salvar a Europa y al euro”. O sea, que la destrucción de aquel proyecto solidario de una Europa unida que fuera el marco para la realización de los proyectos de vida buena de cada cual, es en realidad la salvación de Europa, sostiene Merkozy.

Extraño salvataje, pensamos nosotros.

Con 23 millones de desocupados; las economías mediterráneas (incluyendo la italiana, la 3º del continente) al borde del default; los bancos sin depósitos por falta de circulante; las previsiones de crecimiento para 2012 rondando el cero absoluto; y el consumo cayendo en picada; una política draconiana de contención del gasto público no puede sino llevar al agravamiento del enfermo.

Y no sólo a él: el presidente Barack Obama acaba de enviar al secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geither, a Berlín y a París, porque la obcecación de Merkozy está dando los primeros coletazos de este lado del Atlántico.

Ojalá que alguien le acerque a la señora una traducción al alemán de aquel librito, tan ilustrativo, de Lord Keynes.

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[ Columna “En foco” – El Mundo – página 2 – Hoy Día Córdoba – martes 6 de diciembre de 2011 ]

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¿Hay riesgo de guerra nuclear en Medio Oriente? (11 11 11)

¿Hay riesgo de guerra nuclear en Medio Oriente?

por Nelson Gustavo Specchia

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La anécdota está en todos los diarios franceses: en la reciente cumbre del G-20 en Cannes, mientras esperaban el inicio de una conferencia conjunta, Nicolas Sarkozy conversaba con su colega Barack Obama sin saber que los micrófonos de los traductores ya se habían abierto. El objeto de la conversación privada entre los líderes era el premier israelí, Benjamín Netanyahu: “Estoy harto de él, no puedo ni verlo, es un mentiroso”, le dice Sarkozy; a lo que el americano contesta: “Si vos estas harto, imagínate yo, que debo tratar con él todos los días”. Los cambios de posición luego de haberse comprometido, los dobles raseros y la ambigüedad de sus promesas son, efectivamente, características que se mencionan hace tiempo del jefe del gobierno de Israel, y generalmente se han adjudicado a los equilibrios que debe hacer entre los sectores ortodoxos que integran su coalición, y las presiones –especialmente de su valedor, los Estados Unidos- para que atempere los impulsos de la derecha judía respecto del tema palestino y de los demás vecinos árabes. Pero, más allá de las censuras morales sobre la utilización de los dobles discursos en el juego político y del hastío y confusión que esas maniobras provocan entre sus pares, hay un conjunto de certezas en la postura del primer ministro israelí que no deja lugar a dudas. Entre éstas, su idea fija con Irán está en los primeros puestos. Desde que ocupara el Ejecutivo israelí por primera vez (entre 1996 y 1999), desde la conducción del Likud en la oposición luego, desde su cartera ministerial en el gabinete de Ariel Sharon, y desde su vuelta a la jefatura del gobierno en 2009, Bibi Netanyahu ha sostenido machaconamente que los planes nucleares de la República Islámica de Irán constituyen el principal riesgo externo del Estado de Israel, y que la única manera de conjurar ese peligro es atacando al régimen de los ayatollahs y destruyendo su camino hacia la bomba atómica.

Las acciones exteriores de la aviación judía contra supuestas plantas nucleares en la región registran antecedentes fuertes, como para no tomar a la ligera los planes de Netanyahu. En 1981, Israel bombardeó el reactor nuclear Osirak, diseñado por ingenieros franceses –quienes proveyeron también el uranio enriquecido que utilizaba- y construido en el centro nuclear Al Tuwaitha, cerca de Bagdad. Y el 6 de septiembre de 2007, Israel lanzó un ataque aéreo sobre Siria, para destruir lo que la inteligencia israelí consideró un reactor nuclear en construcción, que el régimen de los Al Assad habría estado construyendo con asistencia de Corea del Norte.

AMENAZAS NADA VELADAS

La retórica bélica constituye un dato cotidiano, tanto en Tel Aviv como en Teherán. Pero a esa manera ya regular de componer el discurso político, en las últimas semanas se han agregado algunos datos preocupantes, que hacen que aquellas veladas amenazas contra el vecino cobren corporeidad. Primero fue la denuncia de Washington, de que algunos sectores de los “halcones” del gobierno de Mahmmoud Ahmadinejad –la rama de los Al Quds de los Guardianes de la Revolución- estaban detrás de un confuso y novelesco complot para eliminar en los Estados Unidos al embajador saudita, Adel al Jubeir. Y menos de un mes después del supuesto complot, aparece el nuevo informe del Organismo de las Naciones Unidas para la Energía Atómica (OIEA), hecho público en Viena esta semana, donde se afirma que Irán está a las puertas de conseguir el arma nuclear, con un diseño propio, armado a partir de la compra de información y documentación a una red clandestina de material atómico. Según los técnicos del OIEA, las dimensiones militares del programa nuclear iraní ya son inocultables, desde el momento que, por ejemplo, incluye experimentos con explosivos especiales o el desarrollo de detonadores.

En este contexto, el discurso de Bibi Netanyahu a los altos mandos del Ejército israelí adquiere otra dimensión a la habitual retórica guerrera. En Tel Aviv, el diario Haaretz aseguró que Bibi ya cuenta con el apoyo a sus planes de ataque del cauteloso ministro de Defensa, Ehud Barak, además del siempre dispuesto a la guerra canciller Avigdor Lieberman. Entre los tres intentan convencer a los jefes del Ejército y de los servicios de inteligencia, quienes, según el mismo diario, de momento se opondrían. La reticencia del alto mando de las Fuerzas Armadas judías pasaría por la oposición de los Estados Unidos a apoyar una acción en ese sentido, y la advertencia pública de la OTAN, que ha manifestado que no tiene intención de intervenir en el conflicto.

Pero ninguna de esas posiciones puede considerarse definitiva, y entonces la pregunta que se ha instalado es si Israel –de quien se calcula posee unas 200 cabezas nucleares capaces de instalar en misiles de largo alcance- estaría dispuesto a lanzar un ataque en solitario a la República Islámica de Irán. Si esa pregunta se resuelve afirmativamente, como parece ser el caso, si las anunciadas represalias del régimen teocrático iraní instalarían un escenario de guerra nuclear en Medio Oriente. En ese extremo, de ninguna manera los Estados Unidos podrían permanecer al margen. ¿Estaría dispuesto Barack Obama a liderar una guerra atómica en el corazón del mundo árabe?

SEÑALES INSUFICIENTES

Sin embargo, y a pesar del escenario pesimista, yo considero que no hay elementos suficientes como para concluir que la coyuntura empujará a un nuevo conflicto armado a gran escala, al menos en el corto plazo. Esas señales que, a pesar de su presentación pública, dan espacio a la esperanza del mantenimiento de la paz, pasan por: (1) el peso de los informes multilaterales; (2) la relación de fuerzas entre las potencias; y (3) por la desestabilización global que una acción militar regional acarrearía.

En cuanto a los informes, aunque haya sido tan espectacular y mediático, el texto de la OIEA en realidad no aporta demasiados elementos nuevos, y vuelve a inscribirse en el largo tira y afloje que la agencia de la ONU tiene con Irán desde antes aún de la instalación del régimen de los ayatollahs, cuando el Shah de Persia, Mohammed Reza Pahlevi lanzó en los años ’70 un programa atómico para llegar a la bomba. La OIEA dice ahora, en el tan mentado informe, que Irán “tuvo” un programa de armas nucleares antes de 2003, lo que es obvio, y sólo agrega que “algunas actividades relevantes para la construcción de un dispositivo explosivo nuclear continuaron después de 2003, y alguna podría estar aún en marcha”. Una suposición demasiado vaga como para que constituya “casus belli”.

Respecto de las potencias, el tándem Nicolas Sarkozy-David Cameron ya ha salido a pedir una ampliación de las sanciones contra Irán por la vía del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El mismo paso que dieron –también a dúo- en relación a Libia, hace apenas unos meses. Pero ahora no será tan lineal: Rusia ya ha advertido que los resultados del informe de la OIEA no aporta datos concluyentes, y China –con el entramado comercial creciente que mantiene con Teherán- es un voto negativo seguro. Ambos gigantes, se recordará, tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad, esa vía está cerrada por el momento.

Y en lo que hace a la desestabilización regional, un ataque como el que Bibi clama contra las instalaciones iraníes no se compararía con las incursiones realizadas contra Irak y Siria en el pasado. Irán está mucho más preparado que Saddam Hussein y que Bachar el Assad, aquí no alcanzará un ataque puntual de la aviación israelí, sino que se requerirá un plan de ataque vasto y prolongado –más de un mes, seguramente- con consecuencias imprevisibles e inmanejables (entre ellas, que Irán saldría legitimado para armarse con la bomba atómica, después de haber sido atacado en su suelo). Y no hay, me parece, posibilidades de que Barack Obama, con la economía estadounidense en recesión y la carrera hacia la reelección presidencial ya comenzada, se implique en una aventura de ese tamaño, cuando a duras penas está logrando cerrar el capítulo de Irak y Afganistán, las dos guerras más largas y más caras de la historia americana.

De momento, considero que no habrá guerra; lo que no quiere decir que la tensión –especialmente la verbal- vaya a disminuir. Pero Bibi, en definitiva, es un mentiroso.

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[ Columna «Periscopio» –  Diario Hoy Día Córdoba – viernes 11 de septiembre de 2011]
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Los rebeldes matan a Khaddafi (21 10 11)

El ex dictador es apresado al intentar huir de Sirte. Imágenes de celulares lo muestran vivo y luego con dos disparos en la cabeza. El joven de 18 años que lo ultimó es entronizado como héroe. Uno de los hijos del coronel también acribillado.  

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Finalmente, la guerra civil que se había instalado en Libia tras el alzamiento insurgente de Misrata, a principios de año, comenzó ayer a terminar, con el apresamiento y la muerte del coronel Muhammar el Khaddafi.

El ex gobernante, que instaló en el país norafricano un régimen político sui generis, originariamente con pretensiones de revolución socialista pero que terminó decantándose en una autocracia personalista asociada a su figura, se mantenía como prófugo en escondites secretos desde que las tropas rebeldes, con apoyo aéreo y táctico de la Alianza Atlántica (OTAN) se hizo con el control de la mayor parte del territorio.

En ese escenario, se especuló sobre las posibles salidas de Khaddafi hacia el exilio –como efectivamente lo hizo parte de su familia y de su Estado Mayor- o sobre las posibilidades de que hubiera encontrado refugio entre su propia tribu, los Khaddafa, que tiene presencia mayoritaria en la ciudad de Sirte.

La resistencia que mostraba este enclave ante la avanzada rebelde fue apoyando esta posibilidad durante las últimas semanas, y quedó demostrada en la víspera.

El coronel, como había manifestado en algunos comunicados que logró filtrar hacia emisoras árabes extranjeras, permanecía en territorio libio y alentaba una reacción contra la insurgencia rebelde.

En la mañana del jueves, ante el estrecho cerco que los rebeldes mantenían sobre Sirte, el núcleo más cercano al ex mandatario decidió abandonar la ciudad y preparó una caravana de automóviles fuertemente pertrechada, para intentar romper el cerco rebelde y, se presume, que con la intención de tomar la ruta del desierto hacia los oasis del sur del país, desde donde podrían haber pasado a Níger, como lo hiciera un convoy con el alto mando militar khaddafista hace poco.

Sin embargo, a escasos tres kilómetros del borde de la ciudad, la caravana fue atacada por el aire (la OTAN confirmó que un “drone” no tripulado atacó a un convoy que abandonaba Sirte), que la desarticuló.

Muhammar el Khaddafi y algunos de sus allegados más cercanos, como el ex ministro de Defensa, Abu Bakr Yunis, huyeron a pie y se ocultaron en unas cañerías de desagües cercanas. Las tropas rebeldes, que habían presenciado el ataque aéreo, comenzaron a perseguirlos, y lograron dar con el grupo cuando de las tuberías salió un combatiente khaddafista denunciando a los gritos que el coronel se encontraba oculto allí. Las imágenes difundidas por la cadena Al Jazeera muestra al ex mandatario vivo, apresado por los rebeldes, cubierto por unas ropas marrones.

Las imágenes siguientes ya mostraban el cadáver del coronel, con impactos de bala en la cabeza, el cuerpo y las piernas. Otras imágenes de la misma cadena mostraron el cadáver de su hijo Mutassim, que supuestamente integraba el mismo convoy y fue ultimado por los rebeldes en las afueras de Sirte.

Los líderes del Consejo Nacional de Transición (CNT) confirmaron la muerte del ex mandatario, de 69 años, y el definitivo derrocamiento de su régimen autocrático, que se extendió por 42 años en Libia.

Cuando la noticia de la muerte del ex dictador fue confirmada, diversos líderes salieron a expresar el deseo de la comunidad internacional de que este hecho aporte a la pacificación de Libia, y al inicio de un auténtico proceso de institucionalización y democratización del país.

Obama ofrece “cooperación”

A media tarde de ayer, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, convocó a una corta conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca, para confirmar la muerte del coronel Khaddafi y para anunciar que la reconstrucción del país norafricano, tras el fin de lo que calificó como “un largo y doloroso capítulo”, contará con la cooperación de su gobierno.

Obama insistió en que los libios tienen ahora la oportunidad y la responsabilidad de construir un país “inclusivo, tolerante y democrático”, y pidió llevar adelante una “transición estable”.

El líder demócrata concluyó sosteniendo que los libios “ganaron su revolución, ahora nosotros seremos sus socios en la reconstrucción”, dijo.

Por su parte, la Alianza Atlántica (OTAN), que ha jugado un papel determinante en la caída del régimen de Khaddafi, ha convocado para hoy una reunión de embajadores, en la que tratará la nueva situación en el país tras la muerte del ex mandatario.

Algunas fuentes diplomáticas aseguran que el presidente Obama no quiere extender la operación “Protector Unificado”, que dio cobertura militar y logística a los rebeldes del CNT, más allá de la desaparición del régimen y de la persona del coronel.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, llamó ayer a la reconstrucción nacional libia y a la protección de la población civil, sin dar detalles sobre los plazos y fechas de culminación de la operación.

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Obama manda al Pentágono a Tel Aviv (04 10 11)

Washington envía a Leon Panetta a presionar a Bibi Netanyahu

El jefe del Pentágono intenta evitar el aislamiento internacional de Israel

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Luego de la primera muestra de disidencia interna dentro de la élite gobernante en Israel durante la semana pasada, cuando el líder laborista Shimon Peres admitiera abiertamente que Mahmmoud Abbás es el mejor interlocutor con que ha contado nunca el Estado judío para negociar una paz realista, ayer se sumó a esa tendencia el ministro de Defensa del gabinete de Benjamín Netanyahu.

Ehud Barak tiene a su cargo el control de todas las fuerzas militares israelíes, e integra desde la socialdemocracia el gobierno de coalición de Netanyahu, mayoritariamente controlado por partidos conservadores, de derecha y del integrismo religioso.

En el pasado, el mismo Barak –ejerciendo de primer ministro- estuvo muy cerca de alcanzar un acuerdo con los palestinos, en un proceso negociador auspiciado por el entonces presidente norteamericano Bill Clinton, y ayer sostuvo que su país debe “mejorar las relaciones” con la comunidad árabe, para “encontrar una forma de relanzar las conversaciones”; una postura muy cercana a la expresada por Peres.

Las declaraciones del ministro de Defensa, en todo caso, aparecen un día después de que Estados Unidos hiciera público un comunicado, advirtiendo a su principal aliado en Medio Oriente sobre el creciente “aislamiento” hacia el que está derivando, como producto de su inconsulta y agresiva política exterior.

El Departamento de Estado norteamericano quedó descolocado tras apostar en las Naciones Unidas por la reanudación de conversaciones directas entre ambas partes, y de que unas horas después del discurso del presidente Barack Obama ante la Asamblea General, el ejecutivo de Netanyahu anunciara la construcción de 1.100 nuevas viviendas para judíos en la zona ocupada de Jerusalén Este.

Una decisión a todas luces orientada a torpedear cualquier tipo de acuerdo, ya que el retiro del ejército israelí de Jerusalén oriental es un punto no negociable para los palestinos. La presión de Washington se hizo sentir a máximo nivel, con el envío de jefe del Pentágono, Leon Panetta, a Tel Aviv.

Panetta, además de trasmitir el mensaje de Obama, volvió a remarcar que deben evitarse todo tipo de “acciones provocativas”, antes de trasladarse a dialogar con Mahmmoud Abbas en Ramallah.

Tensión en los territorios

A pesar de los múltiples llamados a la concordia y a no generar acciones de provocación, la revitalización de la cuestión palestina tras el petitorio de reconocimiento de su Estado ante la Asamblea General de la ONU tensa cada día la convivencia, especialmente en las áreas de contacto entre ambas comunidades.

En la víspera, una marcha en apoyo a huelgistas palestinos presos en Israel volvió a poner en alerta a las fuerzas de seguridad de la potencia ocupante.

Cientos de personas se manifestaron, tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza, en solidaridad con presos árabes alojados en cárceles israelíes, que ayer cumplían el séptimo día de huelga de hambre.

La movilización fue convocada por el Comité Palestino en Defensa de los Prisioneros y otras organizaciones no gubernamentales, que pidieron al secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki Moon, que la organización multilateral intervenga, colocando a las cárceles judías bajo supervisión de una misión humanitaria.

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Los palestinos llegan a la Asamblea General (16 09 11)

El pedido de reconocimiento del Estado Palestino llega a la ONU

Mayoritaria aceptación mundial. Estados Unidos adelantó que vetará la decisión

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La dirigencia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) parece haber llegado a la conclusión de que las promesas de apoyo formuladas por el presidente estadounidense Barack Obama han sido postergadas en las listas de prioridades, y han decidido impulsar el reconocimiento de su Estado ante la Asamblea General de la Naciones Unidas.

En oportunidad de la última campaña electoral, el entonces candidato del Partido Demócrata aseguró que la paz en Medio Oriente se aseguraría permitiendo que el pueblo palestino estableciera su entidad soberana, en pie de igualdad con los países de la región, y que ese resultado sería consecuencia de las negociaciones de paz con Israel.

Luego, en los primeros tramos de su Administración, Barack Obama delineó los principales capítulos de su agenda exterior en el discurso en la Universidad Islámica de Al Azhar, el 4 de junio de 2009 en El Cairo. Allí remarcó que los Estados Unidos pretendían establecer un marco de cooperación con los países islámicos, donde se ubicó el apoyo a la soberanía de los palestinos, que se mantienen en un limbo jurídico desde la creación del Estado de Israel y la ocupación de su ejército de los territorios que las Naciones Unidas habían determinado para la comunidad árabe en las tierras entre el Mediterráneo y el río Jordán.

Pero, a pesar de estas posturas del jefe de la Casa Blanca, el fuerte lobby judío de Washington y la intransigencia del actual gobierno conservador israelí presidido por Benjamín Netanyahu fueron frustrando los sucesivos intentos de reanudación de las conversaciones entre ambas partes bajo el auspicio de los estadounidenses.

La coalición de partidos conservadores que ocupa el Poder Ejecutivo en Israel se permitió inclusive algún sonado desplante, como el de anunciar la construcción de nuevos asentamientos en los territorios ocupados el mismo día en que el vicepresidente norteamericano Joe Biden aterrizaba en Tel Aviv para respaldar el proceso de paz.

La compleja situación de la retirada de las guerras en Irak y en Afganistán también desplazó la cuestión palestina de la agenda del Departamento de Estado, y la “primavera árabe” iniciada en enero de este año en el Norte de África, junto a la participación de la OTAN en el derrocamiento del régimen libio de Muhammar el Khaddafi, terminaron dejando el contencioso fuera de trámite.

Ante este escenario, el jefe de la ANP, Mahmmoud Abbas, desde los cuarteles provisorios de Ramallah (la “Mukata”) lanzó una ofensiva diplomática, para presentar la solicitud directamente ante la Asamblea General del mayor organismo multilateral del mundo, que habilitará sus sesiones ordinarias la próxima semana.

La respuesta internacional al reclamo palestino encontró gran eco, y son muchos los países que comprometieron su voto positivo si la demanda de los árabes es presentada.

Esa reacción, a su vez, provocó la indignación del gobierno israelí, tanto en las declaraciones del primer ministro como del canciller Avigdor Lieberman. En un cambio de roles, Lieberman acusó a los palestinos de querer un Estado propio “limpio de judíos”, y advirtió sobre “consecuencias graves y difíciles” si los palestinos concretan su movimiento.

El importante lobby judío de Washington también reaccionó presionando a la Casa Blanca, y el presidente Obama declaró que la presentación ante la ONU, sin un acuerdo previo con el Estado de Israel, sería “extemporáneo”.

Estados Unidos no tiene capacidad para frenar una proposición de este tipo en el pleno de la Asamblea, pero Obama advirtió que, si llega a darse, Estados Unidos utilizará su poder de veto en el Consejo de Seguridad para frenar la aceptación del Estado Palestino como miembro pleno.

En todo caso, la diplomacia norteamericana estaba ayer realizando gestiones de última hora para intentar disuadir a los árabes: el emisario de Obama para Medio Oriente, David Hale, y el consejero especial del presidente, Dennis Ross, estaban en Ramallah para reunirse con Abbas.

Desde la Mukata, en todo caso, confirmaron que el pedido de membresía plena sigue adelante.

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Evitando el «lunes negro» (08 08 11)

Gobiernos y bancos europeos intentan evitar un “lunes negro”

La incertidumbre económica hace temer la llegada de un nuevo período recesivo

 

La manera en que terminó resolviéndose la crisis de la deuda pública estadounidense la semana pasada, con un pacto in extremis entre la Casa Blanca y los republicanos del Congreso, no logró ahuyentar los malos presagios de un enfriamiento global y una contracción del crecimiento en los mercados líderes en Occidente, que puede empujar el escenario a una nueva recesión a gran escala, como la que golpeó ambas orillas del Atlántico en los años ’30.

El plan del presidente Barack Obama era presentar el acuerdo entre las dirigencias de ambos partidos como un éxito de la capacidad de gestión de su gobierno, pero las sucesivas concesiones que el Poder Ejecutivo tuvo que realizar frente a los opositores –al punto tal que afectó el rumbo del propio programa gubernamental demócrata, al aceptar restricciones al gasto público y no subir impuestos a los más ricos- alertaron a los mercados sobre la real capacidad de pago del Tesoro.

Estas dudas en los grandes operadores impactaron en las calificadoras de riesgo, que por primera vez en la historia norteamericana redujeron el máximo estándar del que siempre ha gozado Washington, y que ha llevado a que la moneda y las reservas estadounidenses se mantuvieran durante el último siglo como las divisas de referencia.

Desde la semana pasada, sin embargo, Estados Unidos tiene que soportar que su calificación de AAA, la más alta del mundo, se degradara a AA+. E inclusive con perspectivas de que nuevas disminuciones en las calificaciones sigan golpeando su credibilidad en el corto plazo: El director gerente de Standard and Poors, John Chambers, estimó ayer que hay “una posibilidad entre tres” de que la deuda norteamericana se vea degradada de nuevo en los próximos 24 meses. Chambers estimó que la calificación de la posición fiscal de Estados Unidos se deteriora debido a la falta de un acuerdo real de gobernabilidad en la primera potencia global, por lo que esas tensiones políticas podrían “desencadenar una nueva rebaja”.

Este diagnóstico transformó el éxito de haber sorteado el default, en un desplome generalizado de las bolsas, tanto en América como en Europa. Y durante el fin de semana los organismos multilaterales –especialmente el Banco Central Europeo (BCE)- trabajaban de urgencia en medidas para calmar los mercados frente a la apertura de operaciones de hoy, ya que si se repitiesen durante varios días seguidos los retrocesos en los índices bursátiles, podrían comenzar a desencadenarse corridas bancarias, lo que aceleraría el proceso recesivo.

Para evitar un “lunes negro”, el BCE aseguró que hoy saldrá a comprar deuda pública de España e Italia, las dos economías más frágiles de la Eurozona, que la semana pasada rondaron los 400 puntos básicos del diferencial con los bonos alemanes que se toman como referencia continental.

La misma canciller germana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, afirmaron que sostendrán el euro frente a “cualquier ataque especulativo” a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

Obama: “Prioridad al empleo”

Mientras el pánico ronda por Wall Street, la economía china (principal acreedora de bonos públicos estadounidenses) pide garantía para sus inversiones, y el resto del mundo aguarda expectante los coletazos del impacto de la pérdida de confianza sufrida por la primera economía, el presidente Barack Obama aseguró que dedicará a partir de ahora los esfuerzos de su Administración para evitar que la crisis destruya puestos de trabajo.

Obama no logró disfrutar del acuerdo con la oposición republicana que evitó que los Estados Unidos cayeran por primera vez en cesación de pagos, y sus intentos de trasmitir confianza fueron contestados por los mercados con pérdidas enormes (un monto cercano a los 2,5 billones de dólares en transacciones) por la retracción de prácticamente todas las bolsas del mundo.

Ahora, el presidente estadounidense sabe que si no apuesta por sostener el empleo, el escenario recesivo estará completo.

Los indicadores internos sostienen que el desempleo ha disminuido una décima en EE.UU., y Obama apostará a ello para campear la tendencia recesiva que ha comenzado a invadir la vida económica global.

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Oxígeno envenenado: Sin default pero sin programa (03 08 11)

Obama esquiva el default con el voto del Senado

El presidente cede ante los republicanos, dominados por el radicalismo del Tea Party  

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WASHINGTON.- Después de más de un mes de debate sobre la posibilidad de extender el endeudamiento del gobierno, y de unas negociaciones a contrareloj desde el fin de semana pasado, finalmente el presidente norteamericano Barack Obama logró en la tarde de ayer alejar el fantasma de la cesación de pagos, una situación inaudita en la historia de la primera potencia global.

Los tirones y las argumentaciones de las bancadas republicanas en ambas Cámaras del Capitolio al final consiguieron imponerse y obligar a que algunos puntos centrales del programa demócrata fueran resignados.

Ésto, junto a la llamada a la disciplina en el voto de los legisladores oficialistas, terminó inclinando la balanza y abriendo la posibilidad de que el gobierno extienda el límite legal de endeudamiento, y con ese margen ampliado de deuda pública atendiera ayer, in extremis, sus vencimientos.

Sin esa medida, y con las reservas de gasto discrecional del Ejecutivo agotadas en el Tesoro, el país hubiera entrado técnicamente en cesación de pagos, con las imprevisibles consecuencias que un default de estas proporciones podría haber causado en la confiabilidad del dólar como divisa de intercambio internacional, y en la capacidad de la Casa Blanca para asegurar los flujos financieros globales.

El principal beneficiario de la gran pulseada que tuvo en vilo a la sociedad política estadounidense durante los últimos días es el extremo más combativo de los republicanos, el Tea Party, que logró doblarle la mano al Ejecutivo, imponiéndole un cambio en la orientación de su estrategia económica a través de la reducción del gasto público (seguros de desempleo y salud pública, principalmente), y la renuncia a la suba de impuestos a los sectores de mayores ingresos, dos aspectos que el presidente había manifestado –en forma reiterada- que estaban “fuera de la negociación”.

El cambio en la postura de la presidencia levantó ampollas en los sectores más progresistas del oficialismo demócrata. Esos sectores rebeldes ya habían hecho escuchar sus protestas en la votación de la Cámara Baja el lunes, y mantuvieron en vilo la sesión del Senado en la tarde de ayer, ya que si sostenían su rechazo al pacto alcanzado por las primeras líneas de ambos partidos, y si esa postura se sumaba a algunos senadores del sector republicano más radical, toda la estrategia del acuerdo podría haber naufragado.

Sin embargo, terminó imponiéndose la disciplina partidaria, y el Congreso convirtió en ley la extensión del techo del endeudamiento, por una clara mayoría de 74 votos contra 26.

Si bien el acuerdo sigue de cerca el guión republicano, Obama al menos ha conseguido que la medida alcance hasta el fin de su período de gestión. Los grupos más reaccionarios apoyaban sólo un crédito de coyuntura, que hubiera sorteado el default pero habría complicado mucho el tramo final de la presidencia, con Barack Obama ya enteramente embarcado en la campaña por la reelección. Pero, por el contrario, la ley aprobada ayer le asegura que el techo del endeudamiento permanecerá flexible hasta 2013, lo que constituye un auténtico balón de oxígeno para la Admistración.

Desde hoy, el presidente dispone de 900.000 millones de dólares adicionales para financiar el funcionamiento del gobierno (por encima de los 14,29 billones consumidos), pero al mismo tiempo deberá recortar el gasto público por un monto idéntico en los próximos diez años.

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Obama y la tentación del abismo (01 08 11)

Rechazan el plan demócrata y EEUU se acerca al default

La propia dirigencia considera “catastrófico” el desacuerdo. Alarma mundial.  

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WASHINGTON.- Tras un prolongado debate, ayer el Senado estadounidense rechazó cerrar el debate sobre el plan del jefe de la bancada demócrata, Harry Reid.

La imposibilidad de alcanzar un acuerdo entre los dos partidos ha bloqueado al presidente Barack Obama y sus intentos de refinanciar la deuda pública antes del martes 2 de agosto, en que se ejecutarán vencimientos y no hay dólares suficientes para cubrirlos en el Tesoro.

Si el gobierno no paga, entrará técnicamente en situación de default, una posibilidad inaudita en la historia, y que puede tener consecuencias no sólo a nivel interno, sino en cuanto a la confiabilidad del dólar como divisa de referencia internacional para las transacciones.

Además, el default implicaría la rebaja en las calificaciones de riesgo (Estados Unidos ostenta la calificación AAA, la más segura del mundo), lo que también impactaría en el flujo de inversiones globales.

Ante el empantanamiento del acuerdo entre los Republicanos y Demócratas, el presidente Obama lanzó una novedosa iniciativa: desde su cuenta en la red social de Twitter difundió los sitios de los diputados y senadores conservadores, para que la ciudadanía ejerciera presión directa sobre ellos y los empujara a tomar una decisión que desatara las manos del gobierno.

Sin embargo, ni siquiera esta modalidad de nueva herramienta política surtió efecto, y a última hora de ayer el proyecto del senador Reid de elevar el techo de la posibilidad de endeudarse (el gobierno está limitado a gastar 14,9 billones de dólares, más allá de ese monto requiere una autorización especial del Congreso) era rechazado en la Cámara Alta, como ya había perdido la votación en Diputados el sábado.

Al cerrar el debate, los republicanos reducen las posibilidades de que pueda alcanzarse un acuerdo antes de mañana, empujando así a una situación que la misma dirigencia política, independientemente de la filiación partidaria, considera “catastrófica” para todo el sistema norteamericano. Pero sería un golpe especialmente negativo para el presidente Obama, que ya ha lanzado la preparación de la campaña electoral para plantear su reelección.

En realidad, la Administración demócrata ya ha tenido que resignar su principal baza en la negociación con la oposición en las cámaras legislativas: en un primer momento el gobierno aseguró que no reduciría el gasto público ni renunciaría a los programas sociales para lograr un acuerdo, sin embargo la propuesta de Reid ya contempla que el Poder Ejecutivo acceda a compensar cualquier aumento del techo de endeudamiento con recortes en los gastos, y que no subirá los impuestos durante los próximos años, tal como piden los republicanos; y aún así fue rechazada por el Senado.

La oposición ve en esta coyuntura la posibilidad de avanzar fuertemente sobre la capacidad de maniobra de la Presidencia, y el sector más radicalizado de los conservadores –que se nuclea en el Tea Party- empuja a los representantes a asfixiar a Obama, disminuyendo de esta manera las posibilidades de un inicio positivo en la campaña por la reelección.

Pero el costo de semejante estrategia sería demasiado alto para el sistema, según advierten prácticamente todos los analistas, y anoche se esperaba que negociaciones de último momento entre la Casa Blanca y los líderes del Congreso pudieran finalmente evitar el default que, de lo contrario, comenzaría en la medianoche de hoy.

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Las aseguradoras de riesgo, el nuevo poder (28 07 11)

Obama se acerca al default y se disparan los mercados

En el Tesoro norteamericano sólo quedan dólares para los pagos de una semana   

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El gran capital transnacional está demostrando en las últimas horas que el proceso de globalización emprendido a principios de siglo está concluido y firme, al someter a sus dictados a la primer potencia económica y política mundial, algo inconcebible hace apenas unos años.

Ahora, el presidente estadounidense Barack Obama ve cómo la falta de acuerdo entre los dos grandes partidos del sistema ha puesto en guardia a las agencias calificadoras de riesgo. Esas expresiones de las altas finanzas, que orientan el flujo de capitales por la confiabilidad que le otorgan a los pagos de las deudas públicas, se aprestan a bajarle el pulgar a la Casa Blanca.

La presión sobre los gobiernos por parte de esas oscuras agencias de calificación, que se están convirtiendo en agentes de un nuevo tipo de poder internacional, está en el origen de la crisis de la deuda en Europa, especialmente en la debacle de los bonos soberanos de Grecia, que ha obligado ya a dos rescates consecutivos por parte de las organizaciones multilaterales de crédito y del Banco Central Europeo.

También en los apuros de otras economías del continente, como Irlanda, España (donde la prima de riesgo superó ayer los 340 puntos básicos), o Portugal, cuyos títulos públicos acaban de ser calificados como “bonos basura”.

Ahora, esa misma presión se ha trasladado a Washington, donde el reclamo insistente del presidente Obama sigue sin tener un eco positivo en el liderazgo del Partido Republicano, que insiste en bloquear en el Congreso la habilitación de nuevas partidas del Tesoro destinadas a financiar el endeudamiento del gobierno y el pago de servicios por empréstitos contraídos.

La Casa Blanca ya agotó el límite de 14,29 billones de dólares que dispone legalmente para emitir deuda pública, y para gastar más allá de eso requiere de una autorización especial del Congreso. Ante la imposibilidad de obtenerla, la Administración demócrata se acerca a la situación de cesación de pagos.

Estados Unidos no se ha visto frente a la posibilidad de un default desde hace más de setenta años; la Directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, sostuvo que “una declaración de moratoria o una rebaja significativa en la calificación asignada a Estados Unidos sería algo muy, muy, muy grave”, al alertar que los efectos de tamaño golpe se harían sentir en todos lados.

Acompañando la opinión de las calificadoras de riesgo, las principales bolsas del mundo cerraron ayer con pérdidas, comenzando por Wall Street. Y aunque todavía no se hayan dado corridas bancarias, la cotización del oro –típica reserva segura frente a las contingencias- aumentó en todas las plazas.

El 2 de agosto vence el plazo, o el gobierno paga aún sin acuerdo del Congreso, o enfrenta el default.

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La vuelta de los talibán (07 07 11)

Los talibán recuperan fuerza y niegan conversaciones de paz

En Europa admiten que la guerra necesita una “solución política” que le ponga fin        

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ISLAMABAD, KABUL.- Después de la violenta jornada del lunes, cruzada por atentados suicidas en Pakistán y una nueva avanzada de los talibán contra las tropas de la Alianza Atlántica en Afganistán, las acusaciones cruzadas entre las dirigencias locales y nuevas desavenencias con los altos mandos de las potencias ocupantes agravan los frentes bélicos de Asia Central.

A esta complicación interna se suma, además, una reconsideración política de algunos de los países aliados que integran las fuerzas militares de ocupación, que podrían adelantar los plazos anunciados de repliegue y terminar con su presencia en la región.

En la frontera entre ambos países, en la región montañosa semiautónoma de Waziristán, la lealtad las autoridades impuestas por las potencias occidentales y al tradicional sistema tribal vuelve a tensarse, ocupando éste otra vez el lugar de preeminencia en la distribución del poder local que tenía antes de la invasión de 2001.

En la víspera, grupos de milicianos –en un número de 600 según las autoridades regionales paquistaníes- lanzaron un ataque desde el lado afgano de la frontera, en Waziristán del Norte, contra poblaciones ubicadas en territorio de Pakistán y administradas por dirigentes fieles al gobierno de Islamabad, sostenido aún por las fuerzas estadounidenses de ocupación.

Los guerrilleros talibán atacaron los municipios fronterizos de Nusrat Dra y Jaro, en la región de Alto Dir, y se enfrentaron al ejército regular paquistaní y a las milicias progubernamentales.

Ante el ataque desde el lado afgano de la frontera, grupos de simpatizantes de los talibán residentes en Pakistán se sumaron al enfrentamiento al ejército regular, poniendo en evidencia que las lealtades de los diferentes grupos obedecen a criterios diferentes a los que sostienen a las administraciones estatales.

Las autoridades admitieron que han muerto, sólo en el último mes, 55 soldados paquistaníes en enfrentamientos con la insurgencia en la frontera, y acusan al gobierno de Kabul de dar refugio a estos milicianos, o de no hacer suficientes esfuerzos en perseguirlos.

En realidad, la administración afgana del presidente Hamid Karzai dispone de muy limitados recursos para enfrentar a la guerrilla fundamentalista islámica, y éstos se concentran en los aportes militares de las tropas de la OTAN y de los demás ejércitos aliados que se dividen la geografía del país.

Pero tampoco Karzai ha tenido una buena relación con los ocupantes en los últimos meses, las muertes civiles por el “fuego amigo” de la OTAN lo empujaron a criticar abiertamente la metodología de ataques selectivos de la aviación aliada, que forzó la disminución de operaciones nocturnas contra los supuestos refugios de los talibán.

Pero este cambio táctico llevó, a su vez, a una renovación de las actividades de la guerrilla, que esta misma semana causó la muerte de cuatro soldados de la Alianza Atlántica y de un militar australiano.

Los fortalecidos talibán, además, han asegurado que no mantendrán ningún diálogo con las potencias ocupantes.

Vuelta a casa

El anuncio del presidente estadounidense, Barack Obama, de que el ejército de su país iniciaba un “retiro escalonado” de Afganistán, ha acelerado también los cronogramas de vuelta a casa de los demás aliados que participaron en la invasión de 2001 y el derrocamiento del régimen talibán.

El martes, Canadá anunció que esta semana concluye su misión de combate, y deja la responsabilidad de seguridad en el distrito afgano de Kandahar, hasta ahora a cargo de su Regimiento XXII; y hoy transferirá el control de los distritos de Panjwai y Dand.

Canadá ha perdido más de 157 efectivos en la guerra afgana, el tercer país con un balance de bajas más elevado, detrás de EE.UU. y Reino Unido.

Precisamente, Londres confirmó ayer que también retirará 500 soldados del frente afgano antes de fines de 2012. Reino Unido, el principal aliado de Washington en Asia Central, tiene 9.000 militares en la región.

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