Evitando el «lunes negro» (08 08 11)

Gobiernos y bancos europeos intentan evitar un “lunes negro”

La incertidumbre económica hace temer la llegada de un nuevo período recesivo

 

La manera en que terminó resolviéndose la crisis de la deuda pública estadounidense la semana pasada, con un pacto in extremis entre la Casa Blanca y los republicanos del Congreso, no logró ahuyentar los malos presagios de un enfriamiento global y una contracción del crecimiento en los mercados líderes en Occidente, que puede empujar el escenario a una nueva recesión a gran escala, como la que golpeó ambas orillas del Atlántico en los años ’30.

El plan del presidente Barack Obama era presentar el acuerdo entre las dirigencias de ambos partidos como un éxito de la capacidad de gestión de su gobierno, pero las sucesivas concesiones que el Poder Ejecutivo tuvo que realizar frente a los opositores –al punto tal que afectó el rumbo del propio programa gubernamental demócrata, al aceptar restricciones al gasto público y no subir impuestos a los más ricos- alertaron a los mercados sobre la real capacidad de pago del Tesoro.

Estas dudas en los grandes operadores impactaron en las calificadoras de riesgo, que por primera vez en la historia norteamericana redujeron el máximo estándar del que siempre ha gozado Washington, y que ha llevado a que la moneda y las reservas estadounidenses se mantuvieran durante el último siglo como las divisas de referencia.

Desde la semana pasada, sin embargo, Estados Unidos tiene que soportar que su calificación de AAA, la más alta del mundo, se degradara a AA+. E inclusive con perspectivas de que nuevas disminuciones en las calificaciones sigan golpeando su credibilidad en el corto plazo: El director gerente de Standard and Poors, John Chambers, estimó ayer que hay “una posibilidad entre tres” de que la deuda norteamericana se vea degradada de nuevo en los próximos 24 meses. Chambers estimó que la calificación de la posición fiscal de Estados Unidos se deteriora debido a la falta de un acuerdo real de gobernabilidad en la primera potencia global, por lo que esas tensiones políticas podrían “desencadenar una nueva rebaja”.

Este diagnóstico transformó el éxito de haber sorteado el default, en un desplome generalizado de las bolsas, tanto en América como en Europa. Y durante el fin de semana los organismos multilaterales –especialmente el Banco Central Europeo (BCE)- trabajaban de urgencia en medidas para calmar los mercados frente a la apertura de operaciones de hoy, ya que si se repitiesen durante varios días seguidos los retrocesos en los índices bursátiles, podrían comenzar a desencadenarse corridas bancarias, lo que aceleraría el proceso recesivo.

Para evitar un “lunes negro”, el BCE aseguró que hoy saldrá a comprar deuda pública de España e Italia, las dos economías más frágiles de la Eurozona, que la semana pasada rondaron los 400 puntos básicos del diferencial con los bonos alemanes que se toman como referencia continental.

La misma canciller germana, Ángela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, afirmaron que sostendrán el euro frente a “cualquier ataque especulativo” a través del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).

Obama: “Prioridad al empleo”

Mientras el pánico ronda por Wall Street, la economía china (principal acreedora de bonos públicos estadounidenses) pide garantía para sus inversiones, y el resto del mundo aguarda expectante los coletazos del impacto de la pérdida de confianza sufrida por la primera economía, el presidente Barack Obama aseguró que dedicará a partir de ahora los esfuerzos de su Administración para evitar que la crisis destruya puestos de trabajo.

Obama no logró disfrutar del acuerdo con la oposición republicana que evitó que los Estados Unidos cayeran por primera vez en cesación de pagos, y sus intentos de trasmitir confianza fueron contestados por los mercados con pérdidas enormes (un monto cercano a los 2,5 billones de dólares en transacciones) por la retracción de prácticamente todas las bolsas del mundo.

Ahora, el presidente estadounidense sabe que si no apuesta por sostener el empleo, el escenario recesivo estará completo.

Los indicadores internos sostienen que el desempleo ha disminuido una décima en EE.UU., y Obama apostará a ello para campear la tendencia recesiva que ha comenzado a invadir la vida económica global.

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