La revuelta árabe transforma todo el escenario regional
Inédito avance en derechos sociales y en apertura política en todo Medio Oriente
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SANAA, DAMASCO, ARGEL.- La revuelta popular que sacude el conjunto de países árabes está empujando a una reconfiguración general del escenario político.
En general, los países del norte de África y del Medio Oriente se habían estructurado en base al predominio de gobiernos fuertes que, a cambio de mantener a raya las tendencias extremistas de una interpretación combativa del Islam, avanzaban en la represión de derechos individuales y sociales.
La emergencia de una contestación popular en Túnez, el contagio en Egipto y como un reguero de pólvora por los demás países árabes, han debilitado aquel esquema elitista y han devuelto el protagonismo a las masas populares, que cada día redoblan los reclamos por derechos civiles y participación efectiva en la vida política.
Los ensayos de respuesta clásica de las autocracias, la represión, ha mostrado que ya no tiene los efectos de antaño y no logra hacer desaparecer las movilizaciones sociales, que vuelven una y otra vez a recuperar el espacio de los reclamos.
Inclusive donde la revuelta alcanzó los objetivos planteados –como en El Cairo- vuelve a organizarse para avanzar en una profundización de las transformaciones, que no podrá ser esquivada por retoques cosméticos.
Como resultado de ello, se evidencia un retroceso y una deslegitimación de las autocracias en toda la región.
La tensión social, en todo caso, se mantiene, y en diversas latitudes las movilizaciones populares siguen pagando con represión y sangre las demandas de transformación política.
En Damasco, después que el presidente Bachar el Assad intentará una continuidad gatopardista sin cambios de fondo, miles de sirios han vuelto a salir a las calles del país para protestar contra el inmovilismo del régimen.
Y ya ni siquiera el anuncio oficial de que la ley de emergencia que restringe las libertades en el país desde 1963 será derogada, ha alcanzado para frenar una espiral de protestas que parece estar arrinconando al gobierno sirio.
Este fin de semana, al grito de “el pueblo quiere libertad”, centenares de personas se concentraron ante la tumba del líder independentista de Siria, Ibrahim Hananu, en Aleppo; las protestas han comenzado a extenderse desde Damasco hacia el interior del país.
En Argelia, en la frontera de la guerra que azota la Libia del coronel Khaddafi, el presidente Abdelaziz Buteflika, de 74 años y en el poder desde 1999, anunció este sábado que iniciará el proceso para reformar la Constitución del país, un elemento jurídico que le ha garantizado su continuidad al frente de un gobierno con serias deficiencias representativas.
También en el vecino Marruecos, el rey Mohamed VI ha prometido una nueva Constitución, al tiempos que dejaba en libertad a docenas de disidentes políticos encarcelados, cediendo a la presión de los jóvenes que han tomado la calle.
En Yemen, donde al menos 116 manifestantes han perdido la vida desde el inicio de las protestas, se han sumado ahora las mujeres. El presidente Ali Abdullah Saleh, aferrado al gobierno, en un intento más por frenar las movilizaciones ha declarado que es “anti islámico” que las mujeres hagan escuchar su voz en público.
Durante el fin de semana, otras protestas se registraron en Arabia Saudita, Bahrein, Jordania y Omán.
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